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Los Soldados de Cristo

martes, 10 de julio de 2012

Mi enfoque 380 desde Jerusalem

  Por David Mandel desde Jerusalem

"Ahora es el verano de nuestro descontento"
"¡A tus carpas, O Israel!
Los descontentos y la camisa
¿Quién financia las carpas y las manifestaciones?
De carpas a carpas

Yo protesto, tú protestas, él protesta, nosotros protestamos
Si yo fuera Rothschild
Israel no es Egipto y Tel Aviv no es Londres
 
"Ahora es el verano de nuestro descontento"
Me he prestado la frase de Shakespeare, "Now is the winter of our discontent", (frase inicial de su drama "Ricardo III"), para yo también utilizarla como frase de introducción, claro que cambiando la temporada, ya que en Israel estamos ahora en verano y no en invierno.
 
En invierno el frío, las lluvias y el viento desanimarían hasta a los más entusiastas descontentos. Pero en verano, dormir durante un par de semanas en carpas, instaladas en bulevares y parques, es más fresco que hacerlo en departamentos calurosos. Y no hay necesidad de pagar electricidad por el aire acondicionado.
 
"¡A tus carpas, O Israel!
Hay una frase francesa que dice, Plus ça change, plus c'est la même chose, (Mientras más cambia, más es lo mismo"). El Rey Salomón, autor de Eclesiastés, expresó el mismo sentimiento con las siguientes palabras: "Lo que ya ha acontecido volverá a acontecer, lo que ya se ha hecho se volverá a hacer, y no hay nada nuevo bajo el sol", (Eclesiastés 1:9).
 
Hay interesantes paralelismos entre los eventos bíblicos y lo que sucede en nuestros días. El siguiente verso, (he cambiado unicamente la palabra "rey" por "gobierno"), describe con exactitud lo que esta ocurriendo hoy:
 
"Cuando se dieron cuenta que el gobierno no les escuchaba, los israelitas exclamaron, ¡A tus carpas, pueblo de Israel! ¿Qué parte tenemos con el gobierno?"(1 Reyes 12:16).
 
Los descontentos y la camisa
La economía mundial está pasando por un momento de graves problemas. Grecia, Italia, España y Portugal están en peligro de quebrar. El desempleo, en la mayoría de los países europeos y también en los Estados Unidos (9%), es mayor que el de Israel, (hoy 6.4%, uno de los más bajos desde que el país se independizó hace 63 años). Decenas de miles de americanos no pueden pagar las hipotecas de sus casas y no podrán evitar perderlas.
 
En Israel la situación es incomparablemente mejor. La moneda es fuerte, la inflación es baja y está controlada. Cientos de miles de israelíes, este mes, están disfrutando de vacaciones en el extranjero, especialmente en las islas griegas. En los restaurantes hay que reservar sitio con anticipación para asegurarse de tener mesa. Una reciente encuesta encontró que la gran mayoría de los israelíes están satisfechos y contentos de vivir en Israel.
 
La mayoría de los que protestan en las carpas son de clase media, tienen título universitario y empleo. No hay entre ellos, (o hay muy pocos), gente que no tiene que comer o donde dormir. Expresándolo en forma metafórica, se podría decir que los manifestantes no se quejan por no tener camisa, sino por el exorbitante costo de lavarla, lo cual por supuesto, es una queja legítima y justificada, pero hay que tomar las cosas en su debida proporción.
 
¿Quién financia las carpas y las manifestaciones?
Este no es un caso de cherchez la femme, aunque no se puede descartar la posibilidad de una discreta intervención de la señora Zippy Livni, jefe de Kadima, principal partido de oposición al gobierno. Más bien, se debe aplicar la frase de la película de Tom Cruise, "Jerry Maguire": Show me the money!
 
Las carpas, los cartelones, y las miles de camisetas impresas con slogans y distribuidas gratis a los manifestantes, cuestan dinero. Ya que todos sabemos que el dinero no crece en los árboles, ni siquiera en los frondosos árboles del bulevar Rothschild, una pregunta natural es, ¿Quién los financia?
 
En los primeros días esto era un misterio, pero ya se está aclarando. Un judío americano millonario, S. Daniel Abraham, con simpatía hacia la izquierda israelí y antipatía a los asentamientos en Judea y Samaria declaró que apoyaba con dinero las demostraciones que, según él, eran en contra de los asentamientos y en pro de la paz. La Unión Nacional de Estudiantes Israelíes expresó que contribuye a la financiación de las protestas. Y, last but not least, el New Israel Fund, (Organización No Gubernamental, recibe donaciones de países extranjeros y financió a organizaciones e individuos que proporcionaron información distorsionada a Goldstone, autor del infame reporte que lleva su nombre), reconoció que financia y apoya en distintas formas a los manifestantes.
 
De carpas a carpas
Pasear por el Bulevar Rothschild de Tel Aviv y ver toda una ciudad de carpas entre los árboles de la franja central me trae a la memoria las ciudades de carpas y construcciones endebles de los primeros años del Estado, donde, durante meses, fueron alojados cientos de miles de refugiados procedentes de Europa, Asia y África, sobrevivientes de los campos de concentración, escapados o expulsados de los países islámicos, gente sin dinero, sin conocimiento del idioma, sin trabajo, sin tener idea de lo que sería su futuro.
 
Es muy posible que entre los descontentos, que han decidido manifestar su protesta durmiendo en carpas durante algunas semanas de verano, se encuentren nietos de los olim de los años 50.
 
¿Qué pensarían los inmigrantes de esa época si, por un milagro de la ciencia ficción, visitasen el Bulevar Rothschild, y viesen a sus nietos, o a la generación de sus nietos, gente nacida en el país, con completo dominio del idioma, títulos universitarios, y empleos honrosos viviendo en carpas?
 
Yo protesto, tú protestas, él protesta, nosotros protestamos
En Rothschild hay protestas para todos los gustos. Hay quienes protestan contra el dinero que se destina para construir los asentamientos. Otros protestan por la congelación de las construcciones en los asentamientos, a lo cual atribuyen la escasez de viviendas. Protestan drusos israelíes que hacen servicio militar, y luego carecen de oportunidades para progresar. Protestan árabes israelíes quejándose de que el gobierno hace caso omiso de las necesidades de sus pueblos. No faltan encuentros a golpes entre gente que protesta por temas opuestos.
 
Pero el premio a la mejor protesta se le debe conceder a los que defienden los derechos de los animales. Protestan contra el robo de leche a las vacas que hacen los seres humanos, lo cual va en desmedro de los derechos de los terneros. Protestan que las vacas son ordeñadas diariamente y no se les da un día de vacaciones. 
 
"Si yo fuera Rothschild"
La versión israelí de la canción If I were a rich man de la obra musical El violinista en el tejado lleva el título Lu hayiti Rothschild, ("Si yo fuera Rothschild), refiriéndose a la famosa y multimillonaria familia Rothschild, banqueros judíos que, durante generaciones, fueron los judíos más ricos del mundo. Por supuesto que hoy ya hay muchos que los han pasado, incluso en Israel, y de lejos, pero el nombre y la fama les quedan.
 
Una de las avenidas más elegantes de Tel Aviv es el Bulevar Rothschild, ancha, de doble pista, con una amplia franja central adornada con árboles y bancas. Es una ironía, posiblemente no planeada, que la avenida que conmemora, (no por su riqueza sino por su filantropía, generosidad y amor a Israel), a una familia millonaria, sea el marco de una protesta de gente de clase media que se siente oprimida por los altos impuestos del país, que considera que su trabajo y su esfuerzo no son remunerados en forma apropiada, y que teme que su gobierno los ha olvidado.
 
Israel no es Egipto y Tel Aviv no es Londres
Los "protestantes" han organizado ya varias manifestaciones en distintas ciudades, cada vez con mayor cantidad de gente. En la última participaron varios cientos de miles en todo el país. A diferencia de lo que sucedió en los países árabes, la policía no intervino, no hubo un solo herido y, por supuesto, ni una sola fatalidad. Los manifestantes piden justicia social pero no piden cambio en el gobierno porque saben que en Israel la única forma de cambiar un gobierno es mediante elecciones.
 
En Londres y otras ciudades de Gran Bretaña hay, en estos días, una ola de vandalismo, disturbios, robos y saqueos, vehículos incendiados, arresto de cientos. En Tel Aviv la peor queja que podrían tener los residentes del Bulevar Rothschild es que la música de jazz, las guitarras y las canciones hasta tempranas horas de la madrugada, molestan su descanso. En Londres, en los barrios de los disturbios, el aire huele a gasolina y cenizas. En Tel Aviv, el Bulevar Rothschild tiene un olor que recuerda más a otras yerbas que al tabaco.
 
Y hablando de tabaco, yo, personalmente, no fumo, pero, por curiosidad fui a la bodega y pregunté cual es el precio de una cajetilla de cigarrillos. Me informaron que fluctúa entre 17 shekels a 24 shekels. Asumiendo que el fumador promedio fuma media cajetilla al día, es decir un gasto de 8.50 shekels, y compra el más barato, en un año quemaría 3,100 shekels, que, al cambio de hoy, es cerca de US $900.oo dólares.
 
Y aquí va mi contribución para mejorar la situación de la clase media: sugiero a los que están en las carpas que, si tienen el habito de fumar, con un pequeño esfuerzo de voluntad, tendrían disponibles US $900.oo adicionales cada año, (el doble si su pareja también fuma), o tal vez aún más, si fuman más de media cajetilla y no se contentan con la marca más barata.

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