Saulo
de Tarso dijo que: El amor nunca deja de ser; pero las profecías se
acabaran, y cesaran las lenguas, y la ciencia se acabara. Porque en
parte conocemos, y en parte profetizamos; más cuando venga lo perfecto,
entonces lo que es en parte se acabara.
Cuando
yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño;
mas cuando ya fui hombre, deje lo que era de niño. Una de las
características de los niños, es que les gusta jugar con los ojos
cerrados: A "La gallina ciega".
Desde
los tiempos del profeta Isaías, los ojos del pueblo Santo, fueron
cegados y sus oídos agravados (Isaías 6:9-11); para que no vean con sus
ojos, ni oigan con sus oídos. Pero el plazo se ha cumplido y ahora están
comenzando a identificar a su Mesías, por las profecías mesiánicas
cumplidas, en un judío sabrá llamado "Emanuel".
Y
no podrían volverse a cumplir en ningún otro, porque las condiciones no
se dan; comenzare enumerando algunas, y si mis amigos no se enojan, les
mencionare algunas otras en los próximos editoriales.
Primeramente:
El Mesías tenia que venir a sufrir y ser despreciado y desechado de su
pueblo, (según Isaías 53). Seria matado por un pueblo extranjero,
durante el segundo Templo (Daniel 9:25-26); esos mismos extranjeros
destruirían el Templo; pero el Mesías resucitaría al tercer día, (Oseas
6:2). Todo esto se cumplió en un judío sabrá llamado Emanuel.
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