La
Galilea, en cuanto a dimensiones, no es una gran región. Sólo 80
millas separan su frontera norte, en el Monte Hermón, de su frontera sur
a lo largo de la llanura de Jezreel, el sitio bíblico de Armagedón.
Su extremo este, en el extremo de la meseta del Golán, está a sólo 50 kilómetros del mar Mediterráneo en el oeste, pero estas 5.000 millas cuadradas abarcan una belleza extraordinaria y el contraste de paisaje: montañas y valles, planicies fértiles, acantilados y costas.
Sólo una hora de coche de un extremo de la Galilea a la otra, además de estar a corta distancia de los principales lugares turísticos de Israel: dos horas a Tel Aviv, menos de tres a Jerusalén o el Mar Muerto.
Seis mil años atrás, la Galilea ya contaba con actividad humana. Los frondosos bosques que cubrían las montañas de Galilea, fueron reemplazados por granjas y pueblos en las llanuras.
Hace unos 4.000 años, Hazor, lugar bíblico, fue un prolifero centro de comercio mundial.
Hace unos 3.500 años, Josué y las tribus de Israel conquistaron la Galilea, estableciéndose al lado de poblaciones indígenas paganas.
Las montañas de Galilea fueron la cuna del misticismo judío. Shimon Bar Yohai, considerado como el primer místico judío, vivió en Galilea en el siglo II.
En el siglo XVI, la pequeña ciudad de Safed se convirtió en el lugar de nacimiento de la Cábala.
La Galilea de hoy sigue siendo un destino relativamente desconocido. Sus instalaciones turísticas se han desarrollado lentamente, pero en los últimos años, la hospitalidad de su gente, y el cada vez más amplio interés en el agroturismo y el turismo ecológico, han convertido a la región cada vez más popular. Los sitios antiguos de Galilea se han conservado y restaurado como la antigua ciudad de Acre, la ciudad de Safed, los antigüos Hazor y Dan, por nombrar unos pocos.
Las riquezas naturales, tales como las fuentes del río Jordán, el Parque Nacional de Hula, y el bosque Biriya, acogen al visitante que ama la vida al aire libre.
Galilea como destino turístico es un lugar para disfrutar lentamente, un lugar para sentarse a la sombra de un olivo centenario, tomar el sol en una tranquila playa, o caminar por senderos donde aún resuenan los pasos del pasado. Su atmósfera mística lleva al visitante lejos del mundo frenético en que vivimos hoy en día.
Esperamos darle la bienvenida a la Galilea, y ayudarle a descubrir un nuevo y gratificante destino.
Su extremo este, en el extremo de la meseta del Golán, está a sólo 50 kilómetros del mar Mediterráneo en el oeste, pero estas 5.000 millas cuadradas abarcan una belleza extraordinaria y el contraste de paisaje: montañas y valles, planicies fértiles, acantilados y costas.
Sólo una hora de coche de un extremo de la Galilea a la otra, además de estar a corta distancia de los principales lugares turísticos de Israel: dos horas a Tel Aviv, menos de tres a Jerusalén o el Mar Muerto.
Seis mil años atrás, la Galilea ya contaba con actividad humana. Los frondosos bosques que cubrían las montañas de Galilea, fueron reemplazados por granjas y pueblos en las llanuras.
Hace unos 4.000 años, Hazor, lugar bíblico, fue un prolifero centro de comercio mundial.
Hace unos 3.500 años, Josué y las tribus de Israel conquistaron la Galilea, estableciéndose al lado de poblaciones indígenas paganas.
Las montañas de Galilea fueron la cuna del misticismo judío. Shimon Bar Yohai, considerado como el primer místico judío, vivió en Galilea en el siglo II.
En el siglo XVI, la pequeña ciudad de Safed se convirtió en el lugar de nacimiento de la Cábala.
La Galilea de hoy sigue siendo un destino relativamente desconocido. Sus instalaciones turísticas se han desarrollado lentamente, pero en los últimos años, la hospitalidad de su gente, y el cada vez más amplio interés en el agroturismo y el turismo ecológico, han convertido a la región cada vez más popular. Los sitios antiguos de Galilea se han conservado y restaurado como la antigua ciudad de Acre, la ciudad de Safed, los antigüos Hazor y Dan, por nombrar unos pocos.
Las riquezas naturales, tales como las fuentes del río Jordán, el Parque Nacional de Hula, y el bosque Biriya, acogen al visitante que ama la vida al aire libre.
Galilea como destino turístico es un lugar para disfrutar lentamente, un lugar para sentarse a la sombra de un olivo centenario, tomar el sol en una tranquila playa, o caminar por senderos donde aún resuenan los pasos del pasado. Su atmósfera mística lleva al visitante lejos del mundo frenético en que vivimos hoy en día.
Esperamos darle la bienvenida a la Galilea, y ayudarle a descubrir un nuevo y gratificante destino.
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